MUÑECOS AZAÏS-POLITO, LOS GUARDIANES DEL SABER HACER

Antes de ver todas las innovaciones que han hecho famosa a Azaïs-Polito, demos un paso atrás en el tiempo para comprender las raíces del saber hacer de la familia. Un pasado perfectamente simbolizado por las muñecas Polito.

Antes de convertirse en una gran empresa conservera, Azaïs-Polito fue ante todo una historia de familia, exilio y transmisión. A finales del siglo XIX, la familia Polito abandonó Borgo di Gaeta, un pequeño pueblo pesquero al norte de Nápoles (Italia), para instalarse en Sète. Trajeron consigo un valioso patrimonio, entre el que se encuentran estas dos muñecas Polito. Las dos figuritas de madera policromada, talladas a mano hacia 1780, tienen una fecha inscrita en su base. Actualmente valoradas por los anticuarios, estas muñecas son mucho más que simples objetos.

Son el símbolo de un oficio, una época y una cultura. En su origen, estas figuritas pertenecían a la tradición napolitana de los santones. En Italia, como en Provenza, los santons representaban oficios, artesanos y gestos cotidianos. En una época en que poca gente sabía leer, se utilizaban como letreros en las fachadas de las tiendas. Sustituían a las palabras y contaban en silencio lo que ocurría detrás del mostrador.

Los muñecos Polito instalados en la fábrica napolitana de fideos de Giovanni Polito, en las alturas de Sète, en el Quartier Haut, el barrio italiano, representaban la fabricación de pasta, el oficio original de la familia. Siempre han adornado los mostradores de venta de Polito. Jean-Claude Polito, cuarto fabricante de la línea, ha continuado esta tradición.

Todo el mundo en Sète los conocía. Las abuelas de Sète solían decir a sus hijos y nietos: Id a comprar pasta a las muñecas». Era una referencia en las Halles de Sète. Desde hace un siglo, estos pequeños pupazzi napolitanos, como los llamaban en la familia Polito, forman parte del paisaje de Sète.

Han visto pasar generaciones, temporadas y mercados, y se han convertido en un punto de referencia emocional, así como en un símbolo de calidad y tradición en Sète. Con el paso del tiempo, han atravesado la historia de la empresa, desde la fábrica de pasta hasta la conservera de pescado, y hoy son los guardianes silenciosos del saber hacer de Polito. A su manera, cuentan la historia de un vínculo entre Italia y Sète, un vínculo entre artesanía y memoria popular.