Torre de Montlhéry

El castillo de Montlhéry, mencionado por primera vez a principios del siglo XI, es un hito de la historia de Francia. Situado sobre una loma, fue construido por Thibaud, señor de Montlhéry, guardián de las aguas y los bosques del rey Roberto II. A principios del siglo XII, los señores de Montlhéry se opusieron al rey Luis VI, y este primer castillo fue destruido, a excepción de su torre. El dominio pasó a formar parte de la corona en 1118. La posición estratégica del lugar, entre París y Orleans, lo convirtió en un asunto clave para los reyes Capetianos.

Hacia 1200, bajo el reinado de Felipe Augusto, el castillo fue reconstruido y adquirió su forma actual. Adopta un trazado regular, con imponentes muros cortina, torres circulares en cada esquina y una maciza torre del homenaje. Estos elementos son característicos del renacimiento de la arquitectura castral bajo el reinado de Felipe Augusto. El futuro rey Luis IX, conocido como San Luis, escoltado por los parisinos, se refugió aquí durante una revuelta de los barones. En agradecimiento, a su regreso de una cruzada en 1254, hizo construir la capilla que lleva su nombre a la entrada del castillo. Sus cimientos aún pueden verse a la izquierda, antes del puente levadizo.

Más tarde, durante la Guerra de los Cien Años, el castillo fue asediado y ocupado varias veces por los ingleses. Olivier de Clisson, el condestable francés encargado de vigilarlo, emprendió importantes obras en 1382. Añadió cuatro pisos a la torre del homenaje, un camino de ronda con matacanes, letrinas y chimeneas. En aquella época, el edificio era uno de los castillos más bellos de la región parisina.

Desgraciadamente, más tarde vivió tiempos difíciles. Primero sufrió daños durante la guerra entre armagnacs y borgoñones en el siglo XV. En el siglo XVI, su deterioro continuó durante las Guerras de Religión, cuando se utilizó como cuartel general de los calvinistas. En 1591, los habitantes de la ciudad solicitaron a Enrique IV su desmantelamiento.

Sin embargo, durante los siglos XVIII y XIX, el castillo encontró un nuevo uso gracias a la investigación científica. En 1822, un equipo de científicos, entre los que se encontraba François Arago, astrónomo y físico, mejoró la medición de la velocidad del sonido en el aire, realizando experimentos entre la torre del castillo y Villejuif. El experimento consistía en disparar un cañón entre los dos lugares, separados por 18 kilómetros, y utilizar relojes extremadamente precisos, para medir el tiempo transcurrido. Más tarde, en 1874, el físico Marie-Alfred Cornu calculó la velocidad de la luz entre la torre del castillo y el observatorio de París, enviando un haz de luz a lo largo del recorrido. Llegó a una medición de 300.400 kilómetros por segundo. Entretanto, el castillo fue incluido en la primera lista de monumentos históricos en 1840, y pasó a ser propiedad del Estado en 1842.

A lo largo del siglo XX, la torre se sometió a diversas reparaciones, y se cerró temporalmente al público en la década de 1980. Tras importantes obras de seguridad en la década de 2000, volvió a abrirse a los visitantes el 15 de septiembre de 2012 de forma regular.